He amanecido a 1221 km de Gotemburgo, con un sol primaveral, con calor dentro del saco aún teniendo un nevero a mi espalda. A la entrada de un caserío, alejado de la carretera.
La rodilla me recuerda que existe.
Desayuno arroz y atun, yogurt, manzana y plátano y salgo hacer mis kms.
Hacer los primeros 30 kms de la mañana me ha costado muchas horas, tenía pendiente y viento en contra. Me tomo un ibuprofeno para luchar contra los malos pensamientos que me trae el dolor de rodilla, y se me calma el dolor y esos pensamientos negativos.
Se me cruzan renos en la carretera, veo serpientes tomando el sol y liebres que huyen a mi paso.
Tras el bocata de jamón, parece que ya cojo ritmo.
A 15 km de mi destino, los 150 km marcados se me pincha la rueda trasera, lo solucionó, pero el adaptador de la válvula se me queda sin poder sacarlo, he roto la válvula, continuó y veo la señal del camping, desvió de un km por un camino malo, la rueda no tiene suficiente presión y en el camino se vuelve a pinchar.
En la recepción del camping no hay nadie, llamo por tlf y acordamos vernos a la mañana.
Mientras ceno consigo solucionar el problema del adaptador válvula. Reparo la rueda. Preparo mi equipaje y me acuesto.
He completado 135 km y problemas solucionados, me siento feliz y tranquilo.
Duermo en el salón cocina del camping, me ahorro poner la tienda.
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